VIENTO DE FURIOSO EMPUJE

VIENTO DE FURIOSO EMPUJE
Alegoría de la batalla de Guadalete, julio de 711 - Autor del lienzo: J. M. Espinosa

jueves, 7 de mayo de 2020

Párrafos destacados (9)


Recurro hoy al capítulo IX de la novela “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon), de cuyas páginas entresaco una reflexión de Yunán. Alude a Justiniano II, uno de los emperadores más tiránicos y sanguinarios que soportó el Imperio romano de Oriente, a cuyo lado toda maldad quedaba oscurecida.

Capítulo IX. La herejía
Yunán no quiso presumir de la buena información que poseía a través de su padre. Prefirió callar que conocía la atroz represalia practicada por Rhinotmetus, un apelativo que con desprecio se le daba a Justiniano II en Damasco. También escogió omitir que en la corte omeya se sabía de sobras que el emperador, durante su destierro, se cargó de un odio tan irracional hacia los dos hombres que habían osado sentarse en lo que consideraba su trono, que a la vuelta dispuso para Leoncio y Tiberio III, cuyo verdadero nombre era el de Aspimar, la ejecución más afrentosa y atroz. Justiniano ordenó que se les atara, se les tirase en la arena del hipódromo y se les pisara con fuerza hasta hacerles morir. Al mismo tiempo que se practicaba la macabra ceremonia, el numeroso público debía corear el salmo 57* de la Biblia, que hace referencia al león y la víbora y que el desquiciado emperador creyó apropiado por analogía con los nombres de Leoncio y Aspimar, así como por aludir al gozo de lavar los pies en la sangre del malvado.

*Salmo 57: ...Desviáronse los impíos desde el seno de su madre, desde el vientre erraron los que dicen mentira. Veneno tienen semejante al veneno de serpiente, al veneno del áspid sordo, que tapa sus oídos. ...¡Oh, Dios!, tritúrales los dientes dentro de su boca; quiébrales las muelas de leones, Señor...

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