En
relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en
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protagonistas polemizan sobre la herejía que se avecina, acerca de la cual el Papa
Constantino I tuvo un anticipo esclarecedor al recalar en la isla de Rodas. La
herejía consistía en eliminar toda clase de iconos e incluso prescindir de la
figura del redentor en los crucifijos. Como símbolo del cristianismo solo se
permitiría la cruz. Semejante iniciativa iconoclasta sería impulsada por León
III, quien no tardaría en proclamarse emperador de Bizancio. Veamos algunos
datos más sobre el citado emperador y sus razones para la herejía:
León
III, el Isaurio: Según la historiografía consultada, nada más lejos de las intenciones
del emperador León III que buscar la conciliación o sincretismo entre el
cristianismo y el islamismo. De hecho, el llamado Isaurio salvó con gran vigor
a Constantinopla del último gran asedio árabe y persiguió cuanto pudo a los
sitiadores.
Las versiones más creíbles
afirman que el emperador León III fomentó la eliminación de los iconos para
reducir el poder del clero, que ejercía una enorme influencia en la población y
mantenía a la Iglesia fuertemente ritualizada, casi circense, con objeto de
atraer a los fieles. Además, los religiosos poseían incalculables tesoros y
tierras, muchas de ellas arrendadas o improductivas, y no pagaban impuestos
acordes a su inmensa riqueza, como tampoco estaban obligados al servicio de
armas, ni ellos ni sus asalariados, lo que sucedía en un momento histórico en
que la ausencia de cualquier grupo importante de combatientes se echaba en
falta.
El clero del Imperio
bizantino estaba compuesto por muchos miles de religiosos, sobre todo monjes, y
numerosos sirvientes y campesinos. Se calcula que solo en la ciudad de
Constantinopla, además de las abundantes iglesias, había casi un centenar de
monasterios abarrotados de frailes que poseían innumerables iconos y supuestas
reliquias que Elena, madre de Constantino I, puso de moda coleccionar. Por otra
parte, unos tres años antes de que León III decretase la eliminación de los
iconos, el Califa había dispuesto lo mismo en todas las iglesias del Imperio
islámico, por lo que uno de los argumentos contra la orden del emperador fue
tacharle de hereje musulmán.
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