En relación con la novela
histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon), que transcurre a
principios del siglos VIII, varios de sus personajes practican el judaísmo o
una variante arcaica de esa religión. Uno de esos protagonistas es un anciano
de más de cien años, poseedor de toda la sabiduría de su tiempo, contemporáneo del
profeta Mahoma y habitante de Damasco, si bien los más de ellos son gente corriente
que viven en un reino situado en el norte de África, cercano al Rif y radicado
en un macizo montañoso. Veamos ahora un par de detalles acerca del judaísmo:
Yahvé (del hebreo יהוה «YHVH»,
Adonai, Señor mío):
Nombre del Dios del pueblo hebreo. El nombre llegó a ser considerado demasiado
sagrado como para que fuera posible expresarlo, solo a los sacerdotes les
estaba permitido usarlo en el acto de bendecir al pueblo. En realidad, Jehová o
Yahvé son deformaciones de Adonai. En su sentido etimológico
significa: Yo soy el que soy.
Abluciones: La contaminación más grave
para los sacerdotes judíos, puesto que se practicaron sacrificios durante largo
tiempo, se ocasionaba al entrar en contacto con un cadáver. En tales casos, el
sacerdote se purificaba con agua lustral, que se conseguía al mezclar el
agua “viva” o corriente, procedente de una fuente o río, con las cenizas de una
novilla roja, sin mácula, quemada con cedro, hisopo y púrpura.
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