El siguiente texto corresponde al capítulo IV de "Viento de furioso empuje":
Marcharon hacia las
afueras de la ciudad, no sin que antes el aguador cediese los útiles del
negocio a otro miembro de su gremio, que no convenía que la leche se agriase,
las almojábanas se revinieran y el peso transportado multiplicara la distancia.
Y ya en la periferia
de Damasco, cuando hacía largo rato que habían cruzado las murallas, Hassán les
hizo desviar del camino principal y les dirigió hacia un gran caserón rodeado
de otras casas menores con almunias, árboles frutales y palmeras. El buen
aspecto de la casa solariega y las tierras que recorrían, ricas y bien
trabajadas, demostraban la condición acomodada del librero.
Justo al llegar
frente a la mansión, se abrió un portalón lateral que comunicaba con el patio y
del que vieron surgir a un joven que asía de las bridas a una pareja de mulas,
las cuales tiraban de una carreta abarrotada de libros de toda especie. Desde
la parte trasera de la carreta, un segundo sirviente, de gran parecido físico
al primero y de bastante más edad, echaba sobre los libros una tela embreada
destinada a evitar el polvo del camino o cualquier inclemencia. El encargado de
tapar los libros, de aspecto más venerable que mañoso, reprochó al otro las
prisas de última hora. A lo que el joven, agobiado por el reproche, respondió
con una frase que parecía formar parte de la rutina diaria:
-¡Desde luego,
padre, cada mañana la misma escena! Si salimos tarde hacia el mercado, nada
podrá censurarnos nuestro señor. Bien sabes que utilizo parte de la noche en
leer para él. ¡Y alguna vez tendré que dormir!
-¡Silencio, ingrato,
y aligera!
Distraídos ambos
servidores en el ejercicio de sacar una carreta cargada de libros y prisas, no
habían reparado aún en la presencia de los visitantes frente a la puerta
principal, asunto al que Hassán, mediante una voz, puso remedio de inmediato:
-¿Cirilo, puedes
atendernos?
Al escuchar el
nombre, Cirilo era el padre y Cirilo el hijo, ambos se giraron extrañados al
ver allí al aguador acompañado de dos hombres con aspecto distinguido.