Los siguientes párrafos han sido extraídos del capítulo X
Provistos de una escolta reducida que
Abdelaziz creyó apropiada, partieron al amanecer hacia Kairuán. Con las
cabalgaduras al paso, dándoles algún trotecillo ocasional para desentumecerlas,
avanzaron a buen ritmo durante tres jornadas. Mediada la tarde del cuarto día
de marcha, con la ciudad ya a la vista, les salió al paso un escuadrón de
lanceros cuyo jefe reveló que había sido enviado para realzar la entrada de
Abdelaziz y su noble invitado.
Al reemprender la marcha, Yunán miró a su
amigo, le hizo un guiño disimulado y articuló una frase de lo más oportuna:
-No te lo dije, nadie llega a ciertos cargos
descuidando los detalles.
Yunán rió a gusto al ver la expresión del
rostro de su amigo, donde se reflejó un gesto de alivio al que siguió una frase
no menos descriptiva:
-Sí, menos mal que has venido. ¡Vive Dios de
la que me has librado!
-Se supone que tu padre nos ha enviado esta
espléndida escolta para que realce tu entrada en Kairuán, ¿no?
-Pues no, querido amigo, si acaso para que
realce su apariencia al recibirnos. No es Abdelaziz quien debe llegar, sino el
hijo de Musa.
Cruzaron las murallas de Kairuán y fueron
escoltados hasta el patio de armas de un palacio más bien modesto, según
apreció Yunán, en cuyos alrededores y a lo largo del trayecto vieron que la
población les saludaba con bastante entusiasmo.
Y allí se hallaba Musa, en lo alto de una
escalinata que daba acceso a la puerta principal del palacio, rodeado de varios
secretarios y de una imponente escolta personal de guerreros escogidos y
engalanados. El emir se dejaba aclamar por la población mientras desfilaban
solemnes, precediendo a los dos amigos, los cuatrocientos lanceros del
escuadrón de caballería. “Sí, es tal y como ha dicho Abdelaziz —dedujo Yunán—:
Llega el hijo de Musa”. “Sin duda este hombre ha querido darse un baño de masas
y ha estimado la duración del agasajo, concedido a sí mismo, en el tiempo que
tardarán los jinetes en recorrer este patio de armas”.
Don Pedro, ¿qué tal va la comercialización de su libro? ¿Cree que en el mercado está al nivel previsible o ha superado las expectativas?
ResponderEliminarDigamos que está al nivel previsible, es decir, la crisis motiva que muy pocos compren libros. Habrá que tener paciencia. Muchas gracias por tu interés y a ver cuándo te animas a leerlo.
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