Inicio del capítulo X de "Viento de furioso empuje"
Entre uno y otro fondeadero, donde se hacía
preciso recalar tan pronto como la luz del sol iniciaba su declive y anunciaba
la encalmada del viento, diez y ocho días invirtió el Yerba en realizar la
travesía hasta Cartago. Fueron unas jornadas en las que el mayor aliciente
consistió en departir con Idulfo acerca de Hispania, exuberante tierra de vides
y de olivos que a cualquier viajero árabe que la pisara, máxime si se mostraba
propenso a conocer otros pueblos, le suponía el estímulo adicional de haber
alcanzado el extremo occidente de la Tierra Grande.