-¿Cuándo comencé a escribir "Viento de furioso empuje"?
Hace de ello casi dos décadas, aún residía en Barcelona y trabajaba en el Aeropuerto del Prat. Recuerdo que las primeras líneas las escribí en una noche muy calurosa y húmeda, de esas que no te dejan dormir a causa del bochorno, de modo que me propuse quedarme a leer en el salón de mi casa hasta dar esa primera cabezada que me llevase a la cama; eso sí, leía con el ventanal abierto para que entrara algo de brisa y una buena provisión de antimosquitos.
Al poco comencé a sentir una pelea de perros, con no pocos aullidos y gruñidos que llegaron a impresionarme. Sonaban en dirección a un descampado situado en lo que hoy forma parte de la futura estación de la Sagrera. De inmediato dejé la lectura y cogí algo para escribir.
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